¿CÓMO TOLERAR LA INCERTIDUMBRE?

Las personas reaccionamos de manera diferente frente a situaciones inciertas en función de nuestra capacidad para tolerar la incertidumbre.

Pongamos un ejemplo:

“Juan y Fernando fueron preseleccionados para realizar una entrevista de trabajo. Juan preguntó a la persona de recursos humanos que le contactó cuál serían las preguntas más probables de la entrevista y cómo sería esta. Durante los días siguientes, Juan piensa en cómo será la entrevista y comienza a sentirse más ansioso, pero se calma diciéndose a sí mismo que lo hará bien, que no es la primera vez que se enfrenta a una entrevista de trabajo y que, si no pasa a la siguiente fase del proceso de selección, esa experiencia le ayudará a prepararse para futuras ocasiones.

Sin embargo, Fernando, le hizo muchas preguntas a la persona de recursos humanos que le contactó. Quiere estar seguro de que lo va a bordar en la entrevista y de que tiene bajo control todas las variables que pueden interferir: tipo de preguntas, actitud de los entrevistadores, perfil de los otros preseleccionados… Durante los días siguientes, Fernando piensa acerca del proceso de selección, imaginando que le van a decir que no es apto, que tendrá un bloqueo en la entrevista, que le harán preguntas para las que no tiene respuesta… Para calmarse, revisa muchas veces la preparación de la entrevista, le pide a su novia que le calme, prepara respuestas alternativas para cualquier pregunta… Pero, a pesar de todo ello, sigue sintiéndose ansioso.”

Este es el ejemplo claro de cómo se puede reaccionar a situaciones inciertas: Fernando es poco tolerante a la incertidumbre, su mente le lleva a miles de escenarios catastróficos y busca cualquier medio para eliminar la ambigüedad. Todo en vano, porque sus síntomas de ansiedad persisten.

¿Te identificas con Fernando?

¿qué haces cuando tienes que afrontar situaciones inciertas, confusas o ambiguas? 

Quizás no te identificas con Fernando con la misma intensidad o en todas tus áreas, a veces la intolerancia a la incertidumbre no impacta en todos los ámbitos de la vida de una persona: puede aparecer más en el trabajo, en tus relaciones, con tu economía….

A mayor intento de control, mayor preocupación

La intolerancia a la incertidumbre y la tendencia a preocuparse son dos caras de una misma moneda, suelen darse la mano y darnos la tabarra al mismo tiempo. De hecho, la preocupación patológica o excesiva hace que miremos el mundo en base a la posibilidad y no a la probabilidad, lo cual nos hace tener una perspectiva poco realista de lo que puede ocurrir: es cierto que es posible que se me caiga una maceta mientras ando por la calle para ir a hacer la compra, pero ¿cómo de probable es que eso ocurra? En definitiva, sigue leyendo si tu mente siempre sobreestima la probabilidad de que un evento ocurra.

¿Qué suelen hacer las personas que son intolerantes a la incertidumbre? 

Tratan de eliminarla o evitarla. ¿Y cómo lo hacen? Aquí va una pequeña lista de estrategias de afrontamiento que suelen poner en práctica:

 

  • Buscar la reaseguración en otros a través de preguntas directas o indirectas a otras personas
  • Hacer listas interminables
  • Evitar ciertas actividades que les hacen entran en contacto con esa falta de certeza o encontrar justificaciones para evitar enfrentarte a nuevas tareas
  • Sobreinformarse sobre el tema sobre el que no se sienten seguros
  • Intentar hacer las cosas perfectas para evitar la incertidumbre sobre el resultado y “tenerlo todo bajo control”
  • Realizar rituales para sentirse seguros
  • Procrastinación de decisiones importantes, tareas pendientes…
  • No delegar tareas a otros
  • Dar varios pasos a la vez o hacer varias cosas al mismo tiempo
  • Involucrarte parcialmente en un proyecto o relación para poder retirarte si hubiese alguna dificultad.
  • Reconsiderar decisiones ya tomadas por no estar seguro
  • Comprobar de manera sistemática acciones que haces habitualmente para cerciorarte de que las hiciste bien
  • Sobreproteger a otros o hacer cosas por ellos

 

¿Has utilizado alguna de estas estrategias? 

Si la respuesta es sí, me gustaría hacerte una pregunta: ¿cuántos de estos intentos por incrementar tu certeza han hecho que te preocupases menos? Me atrevo a adivinar que la respuesta es ninguno, al menos a medio y largo plazo.

Aquí van algunas claves de por qué aumentar la certeza no es la solución a la preocupación:

  1. Habrás notado que, a pesar de tus intentos por aumentar tu grado de certeza, tu preocupación no ha desaparecido. Cuando pones en práctica cualquiera de las estrategias anteriores, el alivio es efímero. Este es el caso de Fernando, cuando revisa su entrevista compulsivamente, se siente aliviado, pero rápidamente todas sus dudas y miedos vuelven a aparecer y esto le lleva a buscar otra estrategia: buscar que su novia le calme asegurándole que va a ir todo bien.
  2. ¡Ojo con las conductas de comprobación o reaseguración! Muchas veces nos llevan a creer que si uno deja de emitirlas va a haber graves consecuencias.
  3. Spoiler: la búsqueda de la certeza es inútil. Siento desanimaros, pero la incertidumbre forma parte de la vida y es una expectativa poco realista intentar eliminarla de la ecuación. Además, hay muchas variables externas a nuestro control que pueden influir en el desenlace que tienen los acontecimientos.

Resumen: cada vez que intentamos aumentar la certeza, disminuye nuestra tolerancia a la incertidumbre y se produce un aumento de la preocupación: tiene sentido hacerte revisiones ginecológicas periódicamente llegada una edad, pero visitar al médico compulsivamente para identificar futuras afecciones no te garantiza la salud de por vida pues hay una multitud de factores que pueden influir en que enfermes.

¿Qué hacer frente a la ausencia de certeza?

Lo primero de todo es revisar cuál es nuestra manera habitual de responder en esas situaciones en las que hay cosas que escapan a nuestro control. ¿Y entonces qué? Entonces, hay muchas cosas que no dependen de nosotros y aceptar esa realidad es el inicio del camino: en lugar de buscar la certeza, vamos a intentar convivir con la incertidumbre para aumentar nuestra tolerancia a ella.

Tranquilo, tolerar la incertidumbre no implica “pasar de todo” o “ser un dejado”, hay una gran diferencia entre una conducta responsable, la búsqueda de la certeza absoluta y el “pasotismo”. Conducta responsable es revisar cómo funciona la empresa para preparar la entrevista, no salir corriendo a repasar los apuntes cada vez que aparece una mínima duda. Conducta responsable es llevar a tu bebé a las revisiones médicas, no salir corriendo cada vez que llora.

 

Como la práctica hace al maestro, aquí van los dos pasos fundamentales para aprender a tolerar la incertidumbre:

  1. Identifica tus reacciones a la incertidumbre: ¿reaccionas haciendo cosas que no deberías hacer? O, por el contrario, ¿evitas hacer cosas que deberías hacer? Revisa la lista de estrategias desadaptativas que podemos poner en práctica para lidiar con la incertidumbre (se presentaron un poco más arriba en este mismo artículo).
  2. ¡Hay que exponerse a ella! Lleva a cabo acciones concretas como si ya tolerarás la incertidumbre.

El objetivo es identificar tus reacciones a la incertidumbre eligiendo actuar como si ya la tolerarás. ¡Ahora te toca a ti!

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