¿SINCERIDAD O SINCERIDIO?

La sinceridad en una relación.

La fina línea entre la comunicación, el cuidado hacia el otro y el sincericidio.

¿Dónde está el límite?

Constantemente observamos como se alardea de ir de frente, de ser sincero, de decir la verdad. Siempre ha sido visto como una virtud. Pero, y aquí abro debate, ¿todo vale?

Sinceridad ¿a qué precio?

La “sinceridad” sin filtro puede convertirse en un elemento dañino si no es utilizado con cuidado.

Así vemos como bajo la regla de la sinceridad a toda costa en pareja, acabamos viéndonos presos de vomitarlo todo, absolutamente todo al otro. Y queriendo saberlo todo, absolutamente todo del otro. Incluso cuando dicha expresión no trae nada bueno a ninguna de las partes.

Pero ¿Por qué esa necesidad? ¿Por qué quieres saberlo y compartirlo todo?

Quizá esa sinceridad algo impulsiva, trae alivio momentáneo a tu vida. Sientes que te arrancas culpa, que atas cabos, que entiendes mejor a tu pareja, que ella te entiende mejor a ti…

Pero, ¿qué acaba ocurriendo a largo plazo? ¿Se acaban las dudas, la culpa y la sensación de no entender? Probablemente no. Probablemente esa sinceridad que alivia al instante se convierta en una pequeña dosis de alivio de todas las emociones desagradables que acabamos de ver, que se van un ratito para volver tiempo después con más fuerza. Total, nos acabamos viendo esclavos de tener que compartirlo todo con el otro una y otra vez para apaciguar el malestar, tratando de arrancarlo, de manera nada funcional (Y recuerda, aunque parece que se va, siempre vuelve.)

Quizá estés pensando, ¿de verdad se va a alardear aquí de la no sinceridad en pareja? Desde luego que no.

Sinceridad sí, pero sinceridad desde el cuidado, tuyo y del otro. No sinceridad a toda costa.

¿Y dónde está la diferencia?

Pongamos ejemplos. Pongámonos en situación y experimenta tu mismx. A diario nos cruzamos con personas muy pegadas a verbalizaciones del tipo:

 “Soy una novia horrible, me siento atraída por otra persona y lo peor de todo es que no se lo he comunicado a mi pareja”

“Estoy algo rayada, el otro día mi pareja me estuvo contando sus movidas con su ex y no sé bien como ayudarle, lo peor es que no me gusta saber esas cosas, pero debo escucharle”

“Tengo que comunicarle absolutamente todas mis dudas, no puedo quedarme con la duda dentro, me tortura, prefiero decirle que a veces dudo”

¿Te ves identificado? ¿Alguna vez te has visto en alguna de estas situaciones?

¿Preso de la “sinceridad a toda costa”?

Te diré que ser pareja NO implica tener que compartirlo absolutamente TODO. Todas y cada una de tus inquietudes. Todas y cada una de tus preocupaciones, de tus dudas, de tu sentir.

Quizá aún no lo sepas, pero no se elige ni lo que se siente ni lo que se piensa, pero sí lo que se hace con ese pensar y ese sentir. Es aquí donde podremos cambiar, trabajar.

Si somos sinceros, seámoslo bien. Desde el cuidado.

Sinceridad desde el cuidado y no desde el alivio. Sinceridad sí y no sincericidio.

¿CUÁNDO?

Cuando comunicar y expresar traiga algo bueno (más que un alivio inmediato) tanto a ti como a la otra persona. Cuando la comunicación construya y no destruya. O cuando a pesar de que pueda resultar de inicio dolorosa, sirva para ir en la dirección que uno quiere ir, sirva para sentir la paz a largo plazo de ser honesto con uno mismo y con el otro.

Ejemplo. “Me he sentido algo atraído por una persona en unas copas, pero sé que quiero estar con mi pareja, que nunca tendría nada con esa persona. Si no se lo comunico a mi pareja ¿Soy peor pareja?”

NO. Desde luego que no. No decides sentirte atraído por otra persona, pero sí lo que haces con esa atracción.

Si contarlo trae una mejora en la relación, adelante.

Ahora si contarlo te ayuda a sentir menos culpa (inmediata) que aparecerá la próxima vez que te atraiga alguien y al otro no le ayuda en absolutamente nada, más que en generar algo de malestarve inseguridad, quizá aquí, esta sinceridad no sea útil.

Si optamos por no comunicarlo sí, tendrás que convivir con algo de culpa, pero quizá también estés optando por el cuidado.

Quizá abriendo algo de polémica te diré que cuidar a veces implica parar y pensar en cómo lo que vas a comunicar va a afectar a tu relación a medio largo plazo. Luego, decidir. Comunicarle a tu pareja tus intimidades con otras personas (y más si no lo quiere oír), no es cuidar. Comunicar al otro cada una de tus pequeñas dudas de manera incesante, no es cuidar. Pero tampoco cuidarte. Frenemos y pensemos a largo plazo.

Quizá haya una parte de tu sentir, de tu pensar, de tu ser, que llegue a ser tuya, exclusivamente tuya, y está bien así. No es ocultar información al otro, es llegar a cuidar la propia intimidad. Y más aún cuando la expresión no trae ningún tipo de mejora.

POSTS RELACIONADOS:

‘YO SOY ASÍ’: ¿SER ASÍ TE ESTÁ LLEVANDO POR BUEN CAMINO?

Compartir:

Entradas recientes