PRISAS Y PROCESOS

La vida es un cúmulo de procesos. Nos impacienta la espera. Nos tortura la incertidumbre. Incluso a algunos, en ocasiones, nos llega a incomodar la calma, las no prisas en el metro, el que conduce despacio o el que se toma su tiempo delante tuya a la hora de pagar en el súper. Y no es para menos, el ritmo frenético de nuestro día a día nos empuja a quererlo todo y a quererlo YA.

El paquete de Amazon tarda más de lo previsto, el Cabify no llega a la hora que estimó la aplicación. Impaciencia. Lo quiero. Lo quiero ya. Ya. Ya. Ya. Stop. Frenemos. Calma. Procesos. Así funciona todo. O casi todo. Procesos. Se nos ha olvidado. Pero la vida son procesos.

Introduzcámonos en un día normal de tu vida:

Llegas al súper, sección de frutas, verduras y hortalizas. Tienes prisa. 10 minutos para entrar y salir con tus productos.

Te acercas a los tomates. Hay varias opciones. Tomates Pera, tomates Raf, tomates Cherry, de ensalada, en rama. Te decantas por unos. Los metes en la bolsa, los pesas, esperas (impaciente, siempre impaciente) en la cola y marchas a tu siguiente destino.

Paremos aquí. En los tomates. Entendamos sus procesos

Quieres un tomate y BAM, lo tienes. Pero ¿acaso brotan en los estantes del súper o de las fruteras? No. Vamos a retroceder. Hasta el inicio. El principio de los principios, las semillas.

Una persona se dedica el año anterior a sacar semillas de tomates maduros, las semillas que darán lugar a futuras plantas de tomate. Así que este hortelano coge un tomate, lo abre, saca las semillas y las deja secar.

Al próximo año, se preparará la tierra, se arará, sembrará, abonará.

Después se regará y se esperará a que crezca la planta.

Se pondrá todo el empeño, pero aún con ese empeño no tendremos la certeza de que nuestra planta de tomate crezca fuerte y sano. Muchos factores poco controlables pueden afectar al crecimiento. El clima, calor demoledor, granizadas o heladas que acaben con el cultivo. Plagas de insectos. Cualquier factor no controlable influirá en el crecimiento de nuestra planta.

Si logra superar todo esto, la planta irá creciendo, y con el buen tiempo comenzarán a salir las flores. Solo después de todo esto, aparecerá el rico tomate. Primero pequeñito y verde. El hortelano lo irá viendo crecer, engordar, madurar, cambiar de color de verde a rojo intenso. Tendrá que esperar su proceso de crecimiento para poder arrancarlo de la rama. Luego, estará listo para comer.

Si es un tomate de supermercado el proceso se alarga hasta que llega a nosotros. Hablaríamos de recolecta de tomates, selección en función de la maduración, empaquetado, transporte, distribución por super o fruterías y por fin llegamos al momento en el que con tus diez minutos cronometrados estás en el súper, frente a una balda casi con la creencia de que los tomates brotan ahí mismo.

¿Largo recorrido el de un tomate hasta que llega a tu boca verdad?

PROCESOS en la era de la inmediatez.

Y que tiene que ver esto con la psicología dirás. Mucho. Muchísimo.

Una ruptura, tiene sus procesos. Salir de una tristeza profunda, requiere tiempos, cambios, de nuevo, procesos. Aprender a convivir con la ansiedad, con el miedo, aprender a gestionar, requerirá de nuevos aprendizajes, nuevos patrones. Requerirá de procesos. Si, como los tomates y absolutamente todo lo que tienes a tu alrededor, tú también eres parte del proceso y lo necesitas para llegar allá a donde quieras dirigirte. Paciencia, es empezar. Si ya has empezado, paciencia también, estás en el camino.

La terapia es un proceso.

Queremos cambios rápidos, fugaces. Normal, quiero X comida y Glovo te lo proporciona en un abrir y cerrar de ojos, pero el mundo real no funciona así. Acuérdate de los tomates.

En terapia iremos avanzando y transformando maneras de vivir las emociones, los pensamientos. Iremos haciendo cambios. Caminando juntos. Pero si, es un proceso (no eterno) pero si un proceso.

Te animo ya no solo en terapia, sino en tu día a día, a ir viendo las cosas que te rodean como procesos de distintos tiempos. A disfrutar del momento en el que te encuentras más allá del destino final, de la meta.

Estas en el camino y eso, ya es mucho.

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