La vulnerabilidad es eso que llevamos tan tapado y tan dentro que no compartimos con tantas personas. Cuando hablas de tus inseguridades, cuando compartes tus sentimientos con alguien, cuando cuentas aquello que te cuesta, cuando te muestras imperfecto, te expones a que esa persona conozca tu parte más íntima y más sensible y pueda hacerte daño. Es por ello por lo que compartir vulnerabilidad no se hace con todo el mundo. Aún así, es importante que lo hagamos con las personas más cercanas puesto que compartiendo nuestra parte más profunda e íntima es lo que nos permite generar un vínculo profundo e íntimo.
Mostrar vulnerabilidad es difícil porque hemos crecido en una sociedad que nos invita a huir de ese sentimiento. Se nos han lanzado constantemente mensajes del tipo “llorar es de personas débiles”, “hay que mostrar fortaleza ante todo”, “no es bueno mostrar inseguridad porque lo pueden usar en tu contra”, entre otros. Hemos sacado la idea de que la vulnerabilidad va de la mano de la incapacidad y la debilidad. No hemos podido ver que la vulnerabilidad es sinónimo de valentía, autenticidad, sinceridad, coherencia con uno mismo y conexión con los demás.
Las capas de la vulnerabilidad
Como es incómodo de sentir y alguna vez el entorno nos ha hecho sentir avergonzados cuando nos hemos abierto, hemos construido “capas”. Estas capas las hemos generado para evitar sentir y mostrar esa vulnerabilidad. Os lo ilustramos de manera gráfica.
En el centro está nuestra esencia, es decir, la persona que somos, con nuestras virtudes pero también con nuestras debilidades, heridas y toda nuestra vivencia emocional. La esencia implica nuestra parte vulnerable. No existe esencia sin vulnerabilidad. Todos la tenemos así. Muchas veces lo único que ven nuestras personas de alrededor son nuestras capas, pero no llegan a vernos de manera completa.
¿Para qué nos sirven las capas?
Las capas buscan protegernos de ser dañados. Las capas nos sirven para evitar emociones que nos son desagradables ya que, al no relacionarnos como somos realmente, estamos protegiéndonos de sentir vergüenza, inseguridad, miedo… Incluso podemos evitar mostrar emociones agradables como el placer o el amor por miedo a que los demás no nos correspondan. La autoexigencia y la crítica excesiva a uno mismo también pueden buscar ocultar nuestra esencia y protegernos de sentir vergüenza al cometer errores.
Te animamos a que vayas identificando tus capas preguntándote: ¿cómo actúo cuando me siento vulnerable? Por ejemplo: huyo de esas situaciones, miento, me exijo, me pongo una coraza…
Ese «evitar la vulnerabilidad» ¿Por qué me aleja de los demás y de mí mismo?
Nos aleja de los demás por dos razones. En primer lugar, si nosotros siempre nos comportamos con nuestras “capas”, al ver a los demás mostrarse en esencia, esto puede abrumarnos y provocarnos rechazo. Es decir, si nunca mostramos alegría o dolor, puede agobiarnos que otro lo haga. En segundo lugar, al no mostrarte tú mismo no puedes crear una conexión íntima y genuina donde te sientas aceptado y querido en tu totalidad. No estás permitiendo que los demás lleguen a conocerte de manera completa.
Por otra parte, te aleja de ti mismo porque te desconectas de tus emociones y no las escuchas. Por tanto, no puedes darte lo que te piden. En lugar de escuchar a la tristeza, ansiedad o el miedo y cubrir tus necesidades, puedes tratar de “anestesiarte” mediante la comida, compras, videojuegos, sexo… y entonces nunca llegar a cubrir eso que estás necesitando.
¿Y cómo me quito esas capas?
Pregúntate cuáles son tus capas. También, acepta tus imperfecciones y tu vivencia emocional. Todos tenemos una parte que no es tan deseable y eso es natural. Sentirse inadecuado en alguna ocasión es un sentimiento universal.
Eso no significa que tengas que relacionarte con todo el mundo desde la vulnerabilidad. Debes de escoger a aquellas personas que te transmitan confianza y que te hayan mostrado reciprocidad. Cuando ya has identificado eso, debes abrirte poco a poco para que vaya llegando a tu esencia. Para saber si es la persona adecuada pregúntate: ¿me va a poder escuchar y validar en un momento en el que me sienta vulnerable? y ¿por qué quiero tener este momento de intimidad con esta persona?
Nuestra vulnerabilidad es la que nos permite relacionarnos con los demás desde la autenticidad y la intimidad. Además, nos permite darnos a nosotros mismos lo que necesitamos. Tomemos, entonces, la vulnerabilidad como una oportunidad de crecimiento y como un ejercicio de sinceridad con nosotros mismos y los demás. Quitarte las capas puede ser una de las experiencias más íntimas y bonitas que puedes vivir. Como decía Brené Brown “la vulnerabilidad suena a verdad y se siente como coraje. La verdad y el coraje no siempre son cómodos, pero nunca son debilidad”. Arriésgate a vivir de verdad.