¿CÓMO ES IR A TERAPIA?

Llevamos tiempo caminando hacia la normalización de ir a terapia, NECESITAMOS que se normalice.

Ya habrás leído más veces eso de que si te duele una muela, se va al dentista, si te encuentras mal de la barriga, se va al digestivo, pero…

¿por qué tantas trabas cuando las cosas no van bien a nivel emocional?

A pesar de que Sí, estamos en un buen camino, aún nos queda mucho por recorrer. Por ello quiero hablarte un poquito de sucesos que pueden darse en terapia, de qué ocurre ahí dentro, cuáles son los procesos que pueden darse en la misma o incluso cuál es el objetivo. Quizá los mitos y películas te hayan ido creando una idea que, en ocasiones, dista de la realidad.

En terapia, tratamos de establecer una relación entre dos personas. Una relación basada SIEMPRE en el NO juicios

Te diré que la terapia no consiste en ir a un lugar algo frío y sentarte en un butacón mientras cuentas tus recuerdos y penas a una persona distante, que anota sin parar mientras tú te desahogas. Es mucho más que eso!

En Terapia, tratamos de establecer una relación entre dos personas; una relación basada en la honestidad y la ayuda. Una relación basada SIEMPRE en el NO juicios, tratando de comprender qué ocurre en la vida del otro para poder dotarle de las herramientas necesarias que le puedan servir en su andadura por su vida.

Cómo podemos entender la terapia.

Cuando vienes a terapia, te encuentras con una persona capaz de ver tu vida desde la distancia, con perspectiva. Éste es uno de los grandes motivos por los que la terapia es tan útil y no lo son tanto los consejos de la gente que te ve desde la cercanía, sin perspectiva, como pueden ser tus familiares o amigos.

Podríamos decir que la terapia es como si anduvieras escalando una montaña en la que deseas con fuerza llegar a la cima, a tus deseos, a tus metas. Pero a veces hay un problema y es que la persona que escala no ve lo que le viene en los próximos metros. Ahí es donde actuaremos los terapeutas. Trataremos de irte avisando, desde la distancia,

“Te vas a encontrar una piedra que se mueve, trata de moverte hacia la derecha”

“Hay un huequito perfecto para poder apoyar el pie izquierdo justo encima de tu rodilla”.

Es decir, la distancia, la perspectiva y por supuesto la formación, nos permitirán guiarte, apoyarte y acompañarte en la escalada hacia tu cima, hacia tu meta, hacia tus deseos.

No podremos subir la montaña por ti, pero permaneceremos ahí, a tu lado, guiándote, animándote, en tus avances, pero también en tus recaídas.

En terapia hay avances, hay dolor, sufrimiento, más avances, más caídas… Justo vengo aquí a normalizar y hablarte de cada uno de estos momentos que en ocasiones pueden llegar a resultar extraños.

El inicio. Diversas maneras de vivirlo.

Hay quienes después de las primeras sesiones de terapia, pueden llegar a hacer un cambio, un viraje, a entenderse mejor, a expresar y poner en orden el caos de su mente, a conocerse más, empezar a caminar en el sentido que quieren caminar y eso les hace entrar en un estado de aumento de su bienestar.

Pero te diré que eso no siempre es así, y aquí vengo a NORMALIZAR el malestar tras las primeras sesiones. Uno de los mitos más extendidos en terapia puede que sea:

“Si NO me encuentro bien inmediatamente después de la sesión significa que la terapia no está funcionando.”

Más aún entra la duda cuando no sólo no me encuentro mejor, sino que la sensación que me invade es de un mayor malestar o tristeza.

TRANQUILO. Es normal.

Te pondré de nuevo una pequeña metáfora. Imagina que te has hecho un corte, y comienzas a taparte la herida con gasas. Llega un punto en el que quizá no duela en exceso, pero corre el riesgo de infección. Cuando te dispones a quitar la gasa, lavar la herida y desinfectar, dolerá. Seguro que dolerá. No obstante, es el único modo de que esa herida no se infecte y pueda sanar.

Ser conscientes de aquello que no marcha del todo bien en nuestras vidas, puede doler, pero esta toma de conciencia nos permitirá trabajar y entrenar en aquello que vaya en dirección a lo que quieres llegar a ser.

Esto podemos trasladarlo igual a terapia. A veces, hemos dejado en letargo aquello que nos hace sufrir, no obstante, cuando se toca en terapia, para desinfectar y que pueda sanar, sentimos que aumenta el dolor, el malestar.

Tranquilo, es un primer paso para poder limpiar y desinfectar la herida. Ser conscientes de aquello que no marcha del todo bien en nuestras vidas, puede doler, pero esta toma de conciencia nos permitirá trabajar y entrenar en aquello que vaya en dirección a lo que quieres llegar a ser. Así que sí, a veces después de una sesión de terapia puedes sentirte peor de como entraste. A veces, forma parte del camino. Ten algo de paciencia, acabará sanando.

Vamos avanzando y… OH NO, Recaída.

Ahora imagínate que tanto si eres de los que empezaste terapia y comenzaste enseguida a encontrar el bienestar, como si eres de los que tuvo que limpiar su herida para comenzar su andadura, estás en un punto en el que parece que resurges, que empiezas a avanzar, a encontrarte mejor.

Este punto puede llegar a dar vértigo. Y sí, a veces, incluso en este punto hay caídas. De nuevo vengo a normalizarlo. ES NORMAL encontrarse mal, sentir que se cae, aun cuando todo parecía que empezaba a asentarse. Y NO, NO ES UNA VUELTA A EMPEZAR. ¿Quieres una nueva metáfora para entenderlo?

La terapia es como montar en bici. Aprendes. Hay quien tarda más y quien tarda menos en encontrar el equilibrio, la técnica apropiada. Pero una vez que aprendes a montar en bici ¿Quiere decir que nunca más vas a caer? ¿Acaso los ciclistas profesionales no caen de vez en cuando? ¿Caer significa volver a aprender a montar en bici con ruedines? Por supuesto que NO.

Caer, NUNCA es volver a empezar.

Una caída no es más que eso, una caída, de la cual nos levantaremos y continuaremos en el camino hacia donde quieras seguir caminando. (Recuerda que estaremos ahí al lado, para ayudarte, guiarte y apoyarte, pero solo tú podrás seguir caminando). Las herramientas que tenías y aquellas que aprendiste a poner en práctica en terapia, que te hicieron llegar al punto de bienestar del que hablábamos líneas atrás, son tuyas, ya las tienes y una caída no implica olvidarlas, todo lo contrario, podrás ponerlas en marcha.

Quizá el terreno está más delicado, las circunstancias de tu vida no te lo están poniendo fácil y a veces, aún con un montón de herramientas se cae. Recuerda, es parte del camino, no una vuelta a empezar.

La cima final.

Llegados a este punto te diré que el objetivo de terapia no será arrancar tu malestar, tu tristeza o aquellos pensamientos que te atormentan, sino, dotarte de herramientas para que en tus caídas puedas levantarte y continuar tu recorrido en aquella dirección escogida que de sentido a tu vida. Saber relacionarte mejor con tu malestar sin que éste te desvíe del lugar al que realmente quieres llegar. Nosotras estaremos ahí, dispuestas a ayudarte para que así sea.

Hasta a ese día, en que nos despediremos, porque estás preparado para volar sólo.

FELIZ VUELO

Esperamos que os haya sido útil este post. Y recuerda, si tienes cualquier consulta no dudes en contactarnos.

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