¿CÓMO TENER UNA CONVERSACIÓN INCÓMODA EN PAREJA?

Todos hemos vivido alguna vez ese miedo a tener una conversación incómoda. A menudo, vemos en consulta la dificultad de abordar ciertos temas que nos resultan incómodos, «es que…me da cosa decírselo…» . Esto ocurre en todos los ámbitos: la familia, el trabajo, el grupo de amigos… pero esta vez, vamos a centrarnos en la pareja.

Todos sabemos que para tener una relación sana, es necesaria una buena comunicación (clara y asertiva), pero cuando lo llevamos a la práctica… no siempre lo hacemos todo lo bien que nos gustaría. Hay conversaciones incómodas que nos da miedo empezar.

¿A qué nos referimos con una conversación incómoda?

Es aquella en la que queremos expresar algo que para nosotros es importante, pero nos da miedo que exponerlo moleste, entristezca o aleje a nuestra pareja.

Muchas veces por ese miedo, decidimos no tener esta conversación. Nos engañamos con excusas como «bueno no es tan importante, ya se me pasará», «a lo mejor tengo que adaptarme yo», «tampoco quiero ser pesado…». ¿Qué ocurre? Que esas preocupaciones raramente desaparecen solas. Se pueden ir haciendo cada vez más grandes y empiezan a reaparecer en nuestros pensamientos de manera perenne e intermitente, pudiendo caer en el «ahora todo me molesta» que tanto desgaste genera, por no haber sanado o aclarado un tema previo. Y llevado al extremo, desemboca en una relación que vivimos con inseguridad, miedo, ansiedad, incertidumbre…

Tenemos que tener muy claro, que hablar de estos temas permiten que la otra persona sepa qué es importante para nosotros, qué nos gusta, qué valoramos en una relación y qué no… Esto crea un espacio de seguridad, comodidad y confianza imprescindible en la pareja, la fortalece.

Qué NO hacer en una conversación incómoda

¡Vamos a ir un poquito más allá! Veamos juntos qué aspectos no debemos llevar a cabo:

  • Indirectas: Nunca son la mejor opción. Hablamos desde la ironía o la indirecta porque nos cuesta decirlo de manera clara. Invertimos esfuerzo en decirlo, pero es un mensaje que no llega al receptor con la intensidad e importancia que debe. Es una bala perdida.
  • Hacernos los enfadados sin decir nada: Gravísimo error. Muchas veces pensamos que lo que ronda nuestra cabeza es tan obvio que el otro tiene que saberlo o sabernos interpretar. Pero si reflexionamos, ¿cómo van a saber lo que pensamos o nos pasa si no se lo decimos?. Esta actitud genera en el otro confusión, miedo, y si es algo habitual… mucho cansancio.
  • Devolverle con nuestros actos aquello que ha hecho que nos ha molestado: ¡Nada sano!
  • Hacer una conversación incómoda de TODO (sacarle punta a cualquier mínima cosa): Hay épocas en las que estamos más susceptibles o que se han ido acumulando momentos en la pareja que nos hacen mirarlo todo con lupa. Es decir, miramos de una manera en la que magnificamos y cualquier detallito nos molesta. ¡A todos nos ha pasado alguna vez! Por eso es importante saber identificar estos momentos y ponerles remedio. Saber separar y ver qué situaciones son importantes hablar porque dañan mi relación  (Ejemplo: no me siento escuchado) y cuáles no tan necesarias de abordar con esa intensidad (Ejemplo: te has dejado dos días seguidos la encimera sin limpiar).

Tenemos que tener cuidado con este punto porque genera desgaste y agotamiento.

Qué debemos hacer en una conversación cómoda

Y por supuesto, vamos con algunas recomendaciones para enfrentarnos a estas conversaciones incómodas facilitándonoslo: sintiéndonos más cómodos y de una manera más productiva:

  • Expresa siempre desde tu propia emoción. Cómo te sientes con esa situación sin juzgar al otro. Ejemplo: cuando estamos en planes con tus amigos, me siento poco integrada y no estoy a gusto.
  • Propón una solución, una alternativa o un espacio de lluvia de ideas para que ambos propongáis. Ejemplo: cuando estamos en planes con tus amigos, me siento poco integrada y no estoy a gusto, ¿qué te parece si la próxima vez, cuando habléis sobre algo que no conozco, me pones en contexto mientras lo comentáis?
  • No esperar a explotar para hablarlo. Sólo conseguiremos crear una discusión y no llegar a ningún punto en común.
  • Unido al punto anterior, elegir el momento adecuado: En el que estemos tranquilos y el contexto favorezca a tener la conversación. Nos va a ayudar a tratar el tema de una manera mucho más objetiva y asertiva.

Tener esa conversación difícil a tiempo, evita quedarnos con charlas inacabadas, dudas, malestar… que terminan en futuros malentendidos, miedos, inseguridad y una relación deteriorada.

Hablar es la herramienta que tenemos a nuestro alcance para «trabajar» en los pilares de nuestra relación y permite crear un espacio de calidez, seguridad y comprensión.

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