SIENTO QUE NO PARO EN MI VIDA

Voy a mil, siento que no paro en mi vida. Creo que no nos resultaría raro a ninguno escuchar lo típico que te dice tu abuela de: “pues yo a tu edad estaba más tranquila, ahora los jóvenes vais agobiados a todos los sitios, no sabéis esperar ni os conformáis con nada”. Seguro que muchos de los que estáis leyendo estáis sonriendo y pensando que tiene toda la razón.

Y así es, cada vez el mundo en el que vivimos es más cambiante y poco predecible. Todo va rapidísimo, la tecnología avanza, la ciencia avanza, todo avanza y parece que yo no paro y tengo que correr también. Vivimos angustiados, toleramos muy poco la incertidumbre y la frustración. Ya en los niños incluso se percibe esta baja tolerancia a las emociones incómodas (aburrimiento, frustración, incertidumbre, miedo…). La sociedad cada vez refuerza más el tener todo al instante. Por ejemplo, si necesitas comprar algo, no tienes ni que esforzarte en ir, lo compras online. O si lo necesitas urgente pagas y te llega antes. Me aburro y tengo netflix. Tengo hambre y me pido un globo. Todo lo tenemos en cuanto queremos y aunque sea algo muy beneficioso en algunos aspectos en otros nos impide esforzarnos.

Con esto no quiero decir que el mundo cada vez sea peor, todo lo contrario. El mundo avanza y eso es bueno. La continua renovación es necesaria y no quedarnos en el siglo pasado también. Gracias a esta evolución todo es mucho más accesible y fácil. Pero al igual que el mundo cambia, nosotros también y no podemos negarlo. Nosotros también tenemos que actualizarnos. Al ser todo mucho más rápido y nuevo tengo que saber adaptarme y aprender a tolerarlo mejor.

El ser humano es corto placista de por sí porque nuestra mente nos prepara para vivir y evolucionar. Si me conformase con cualquier cosa no avanzaría. Por eso mi mente intenta que alcance mis objetivos en el menor tiempo posible y más ahora que en la sociedad de hoy es más fácil. Si puedo conseguir algo mas rápido lo voy a hacer pero sin darnos cuenta estamos sometidos a una presión y un desgaste excesivo. Cuanto más corro, antes consigo los resultados pero más me canso. Y hay que tener cuidado porque a veces estoy tan cansado que ni llego a la meta. Que el mundo vaya rápido no significa que yo tenga que correr.

Además con la llegada de la pandemia, filomena, el volcán, nuevas cepas, la guerra en Ucrania, calima… madre mía! El mundo está loco! Llevamos mucho tiempo con muchos cambios y esto tiene un impacto emocional enorme en nosotros.

¿Qué siento cuando no paro?

Nos encontramos más preocupados e inquietos de lo habitual y podemos presentar algunos síntomas como:

  • Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
  • Facilidad para fatigarse.
  • Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
  • Irritabilidad.
  • Tensión muscular.
  • Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).

Llevo un desgaste significativo y necesito ir más lento.

Seguir haciendo como si nada no ayuda. Además que es normal sentirnos inquietos hoy en día. Yo personalmente no paro de percibir en consulta estos síntomas. Creo que el diagnóstico estrella de hoy en día es la “inquietud vital”. No es un diagnostico real pero es muy común. En general la sociedad va muy rápido y nos agobia. Y en concreto estos últimos años han sido muy difícil y eso tampoco ayuda.

Además todo está pensado ahora hacia le futuro (innovación, ciencia, nuevas tecnologías…) y esto fomenta que nosotros también lo estamos. Nos encontramos continuamente orientados y pre-ocupados por el futuro y se nos olvida el presente. Tendemos a vivir más en pasado o futuro que en el presente. Nos intranquilizan aspectos del pasado que ya no podemos resolver y nos inquietan aspectos del futuro sobre los que tampoco tenemos control. No vivir en el presente genera mucha intranquilidad vital. Para ello debemos centrarnos exclusivamente en el hoy.

¿Cómo paro y me centro en el hoy?

Focalizando en el presente. En lo que literalmente haces en cada momento.

La mente tiene un único foco atencional, solo puede atender a un único estimulo. Por eso no podemos hacer dos cosas al mismo tiempo. No, no puedes. No es real que la atención se divida. Sí que es alternante. Por ejemplo, puedo conducir y prestar atención a una conversación al mismo momento pero realmente no es porque esté atendiendo a las dos cosas a la vez sino que se va alternando la atención. Es decir, atiendo a la conducción y rápidamente (cuestión de milésimas de segundo) dejo de atenderla y empiezo a atender a la conversación y viceversa. La atención es focalizada, solo puede focalizar en una única cosa pero puede alternarse. Es como un foco de luz del teatro, solo puede enfocar a una única persona y cuando cambia a otro intérprete, el inicial se queda apagado. Cada foco solo tiene una luz.

Por esta razón, si presto atención al presente es “imposible” estar concentrado en el pasado o futuro.

El mindfulness es una herramienta muy buena para empezar a vivir en el presente.  Paro y me centro en lo que está pasando ahora mismo.

Esta practica podría definirse como atención plena, es estar presente psicológicamente conectando conscientemente con lo que esté pasando en ese momento en vez de actuar en “piloto automático”. Significa estar en el aquí y el ahora de un modo consciente, viviendo lo que va sucediendo, conectándonos, aceptando sin juzgar lo que nos va llegando.  

Se trata de centrarnos en lo que estamos haciendo para ser conscientes de ello y vivirlo para evitar entrar en lo que nos preocupa continuamente.

Te propongo un ejercicio. Intenta dejar el piloto automático durante un día cuando por ejemplo comas. Céntrate en sentir el olor, textura, color y sabor de la comida. Evita estar haciendo otra cosa de manera simultanea, deja el teléfono y concéntrate en simplemente comer. Observa cómo te sientes y qué te produce estar centrado en una actividad tan cotidiana en la que normalmente no te detienes a observar.

Es muy difícil dejar de sentirnos inquietos si vamos acelerados. Al detenernos nos permitimos sentir paz.

La terapia es un sitio en el que aprendemos a atender al momento presente y en el que permitirnos parar y reflexionar sobre cómo estamos.

Haz por vivir el presente, haz por vivir. Detente para evitar correr y acelerarte.

Compartir:

Entradas recientes