SUPERAR UNA RUPTURA: FASES DEL DUELO Y PAUTAS

¿Cómo superar una ruptura? Después de una ruptura, sobre todo los primeros días y semanas vivimos emociones muy intensas que nos pueden hacen ver y valorar la situación de manera muy dañina: nunca voy a encontrar a alguien así, nadie me va a volver a querer, no soy capaz sin esa persona…

La tristeza, la añoranza, la angustia, la idea de saber que no vamos a saber de él o ella y el deseo por contactar… A veces merma nuestra capacidad para valorar de manera objetiva y actuamos desde el impulso con acciones perjudiciales en este proceso de duelo, dificultándolo y  alargándolo.

Por eso, nos puede ser útil entender el funcionamiento de nuestra mente en estas situaciones. No conseguirá que el proceso sea menos malo o que lo podamos evitar, pero si nos ayudará a entender que todo aquello que estamos sintiendo es válido, funcional y que no estamos locos. A lograr un mayor autoconocimiento y a potenciar y trabajar la autocompasión.

FASES DEL DUELO

Lo primero, es conocer las diferentes fases por las que podemos pasar para superar la ruptura. Debemos comprender que nos encontramos ante un proceso de duelo. No sólo hablamos de él ante el fallecimiento de un ser querido, también cuando perdemos o sentimos que hemos perdido algo o a alguien, como en el caso de una ruptura. Pero es aún más importante interiorizar que no se trata de un proceso lineal ni cronológico que todos vivimos igual. Cada persona lo vive de una manera distinta y no tiene porqué pasarse por todas las fases ni en un orden específico.

  1. Negación: se caracteriza por la dificultad para reconocer  lo que ha ocurrido, ese shock inicial que nos dificulta procesar y aceptar. Se tiende a permanecer en fantasías y pensamientos esperanzadores («se va a arrepentir y va volver», «igual está siendo tan orgulloso que no se atreve a hablarme», «está pasando por un mal momento, necesita tiempo y luego todo va a volver a ser como antes»).
  1. Enfado: aparecen ira y rabia contra esa persona o uno mismo, también se buscan culpables.
  2. Negociación: en esta fase se suelen buscar alternativas para arreglar lo que ha ocurrido, ya sean de manera cognitiva a través de pensamientos que nos alivian («si viene en a lo largo de este mes yo creo que si le perdonaría») o con la propia persona a través de súplicas, promesas de cambiar o miles de propuestas que pueden solucionarlo todo.
  3. Tristeza: fase se en la que invade el bajo estado de ánimo, desmotivación, apatía… El sentimiento de echar de menos se vuelve muy intenso y es muy normal caer en idealizar lo que teníamos, exagerando los buenos momentos e ignorando los malos.
  4. Aceptación: Se normalizan las emociones que se sientes y se integra como parte del proceso, estando o no de acuerdo con ese final o con su forma, pero aceptando que así ha ocurrido.

NUESTRO CEREBRO EN LA RUPTURA Y EL SÍNDROME DE ABSTINENCIA

El síndrome de abstinencia emocional aparece cuando dejamos de ver a esa persona, ya sea porque queremos o porque quiera ella. En situaciones como relaciones tóxicas, dependencia emocional previa, infidelidades… la sintomatología puede ser más intensa o duradera.

En el enamoramiento y en la ruptura se activan las mismas regiones cerebrales que en el consumo de drogas. Entre otros neurotransmisores, la dopamina juega en este proceso un papel importante. Trabaja en la repetición de conductas necesarias en la preservación de la especie, como en la alimentación. Pero también está implicada en las conductas adictivas, como el consumo de drogas. En otras palabras, es la que genera el «enganche» y activa el llamado circuito de recompensa, en el que nuestro cerebro se ha acostumbrado a recibir placer y satisfacción. Ante una ruptura este refuerzo desaparece de golpe. Aquí es donde nuestro cerebro nos avisa de que ese premio se ha acabado y que necesita más. Nos manda señales para que consigamos de nuevo ese bienestar, es la sensación de mono y es el síndrome de abstinencia emocional, en el que vivimos todo lo anterior.

QUÉ HACER PARA SUPERAR UNA RUPTURA:

Esa fase de «mono» varía en función de muchos factores: herramientas de cada persona, estado de la autoestima, si se trata de una relación dependiente, situación vital… Pero siempre se vive y cómo decíamos en las fases del duelo, hay que verlo como parte del proceso.

Si es cierto, que para algunas personas puede llegar a ser realmente complicado llegando a dificultar el poder seguir con normalidad su vida, interfiriendo en áreas importantes como la familiar, social, laboral… En este momento es adecuado valorar la ayuda terapéutica para trabajar desde los distintos factores implicados y en la consecución de herramientas para manejar la situación desde una buena gestión emocional.

No obstante, puesto que se trata de una situación que en mayor o menor medida podemos vivir prácticamente todos, terminamos ofreciéndoos unas pautas útiles y de gran ayuda para superar la ruptura:

  1. Reconocer que estamos pasando por una fase de duelo y saber que es normal y transitorio.
  2. Aceptar las emociones desagradables como la tristeza, ahora son necesarias. Para estar bien, tenemos que aceptar el poder estar mal.
  3. Contacto cero, tema que ya os hemos explicado muchas veces.
  4. Obligarnos a que no sea nuestro tema de conversación.
  5. Organizar tu tiempo, retomar una rutina para ti.
  6. Encontrar consuelo en la familia y amigos pero también potenciar con ellos el ocio, las actividades gratificantes, la rutina…
  7. No tener prisa en encontrar otra pareja.

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