CULPABLE. CULPABLE. Culpable. culpable. culpable. Siento culpa cuando pienso en mi.
Resuena en tú cabeza cuando decides algo teniéndote en cuenta. Cuando piensas primero en ti.
EGOISTA, también se cuela entre la culpa, E GO IS TAAAAAA.
Aparece cuando te planteas elegir que te apetece hacer. Cuando casi lo decides.
CULPA.
Retorciéndote, invadiéndote. Y Pesa. Porque ¿Qué esperan los demás que hagas, como se espera que actúes?
La sensación que aparece si tu apetencia choca con lo que se espera de ti no es agradable. Así que harás todo y más por arrancártela, esa culpa punzante que viene y va. Y no te gusta. No te gusta sentirte así.
Conozco bien esa sensación de culpa que aparece cuando pienso en mi. Es una vieja conocida.
Pero ya tienes cientos de estrategias para deshacerte de la culpa:
Dar explicaciones, dejar el plan que querías hacer, agradar, agradar y volver a agradar, complacer al otro, justificarte…
Y con todas estas estrategias que tienes bien trabajadas, a veces, aaaah, por fin se va. Se va la culpa, te dejas de sentir egoísta. Así que ahí te ves tú, habiendo dado mil y una explicaciones, habiendo renunciado a lo que realmente querías, en el plan que apenas te apetecía, con personas que no querías estar justo ahora, pero oye, al menos no hay culpa, ni sensación de egoísmo, estás donde el mundo esperaba que estuvieras. Parece, entonces, que todo está bien.
Y es cierto, esa sensación de culpa te dejará de molestar un ratito, hasta la próxima vez que pienso en mi elección de vida, de apetencia.
Y oye, de vez en cuando, ceder, priorizar al resto tampoco supondrá grandes cambios en tu vida, piensas. Y es verdad. Quizá de vez en cuando no.
Pero, y si resulta que esa sensación de egoismo, culpa, no sentirte válido porque no haces lo que se supone que debes hacer, empieza a aparecer y a molestarte a cada paso que das. ¿Te imaginas que esto empieza a darse con frecuencia?
No te gusta la sensación, así que empiezas a tratar de arrancarla cada vez que aparece, con tu sin fin de estrategias (las explicaciones, el agradar, los debería…) Es entonces cuando esa sensación desagradable empieza a decidir por ti.
Si la sensación de culpa cuando pienso en mi, decide por mi… ¿Dónde quedan tus propias necesidades? ¿Tus apetencias?
La libertad de decidir la vida en función de uno mismo se esfuma.
Dejamos de mirarnos dentro para mirar a los demás. Para mirar fuera.
NOS DESCONECTAMOS de nosotros mismos.
Pero no convirtamos esto en un complot contra la culpa. La culpa ES UTIL. Existe por algo. Es valiosísima.
Aparece porque su misión es avisarte de que no estás haciendo las cosas bien. Te viene a decir algo como, “oye, nos hemos pasado, reparemos este daño.” Y te empuja a pedir perdón, compensar a otra persona, a algo…
Estupendo, la culpa es útil. El problema es que a veces está desajustada y aparece en situaciones en las que no la necesitamos. Por ello, nuestra misión consistirá en detectar cuando se trata de una culpa útil y cuando no lo es.
Si es una alarma útil estupendo, nos guiará y empujará hacia la reparación de un daño. Pero cuidado si es una alarma desajustada; entonces dejemos esa alarma ahí, no nos dejemos guiar por ella o acabaremos llegando a sitios en los que no queríamos vernos.
¿Qué podemos hacer cuando siento culpa cuando pienso en mi, pero no nos es útil, cuando no hay ningún daño que reparar?
Cuando no hay un daño que reparar, cuando se activa la sensación de egoísmo a cada paso; Cuando tratar de acabar con esa sensación hace que te olvides de ti… entonces ahí tendremos que generar nuevas herramientas, nuevas estrategias.
Cuando decidas irte de finde con tu pareja en lugar de ir a ver a tu familia, cuando decidas pedirte vacaciones en un momento quizá no le venga tan bien a tu empresa, cuando quedes con un grupo de amigas y tengas que renunciar a un plan con otro. Cuando te apetezca no hacer nada en lugar de acudir a las quedadas o quehaceres diarios.
Entonces quizá, la culpa el egoísmo o llámalo incomodidad será tu COMPAÑERA DE VIAJE. No, no va a desaparecer tan fácil. E incluso a veces aumentará tratando de hacerte cambiar de parecer.
Quédate con ella un ratito.
Dale la mano.
Es tu compañera.
A veces, es el precio a pagar por nuestra libertad, por decidir en función de lo que hay dentro. No es agradable, claro que no lo es, pero acuérdate, es una alarma desajustada, no hay daño que reparar, así que no te dejes llevar por la sensación de culpa o egoísmo. No trates de arrancarla.
Insisto, será compañera de viaje, en tu trayecto hacia ti mismo.
Lo estás haciendo bien😌.