LA DEPENDENCIA EMOCIONAL: LO DEJARÍA TODO PORQUE TE QUEDARAS (HASTA A MÍ MISMO)

La dependencia emocional está basada en comportamientos “adictivos”, sujetos a una angustia y un alivio, que se dan en una relación con otra persona. No suele existir una simetría en los roles que asume cada persona. Es una relación basada en la dependencia emocional del otro, una forma patológica de amar.

En algunas ocasiones, la dependencia emocional aparece en el ideal de “amor romántico”, donde hay un intercambio de afecto asimétrico y disfuncional. Un ejemplo de ésto es el mito de la “media naranja”, pensamos que somos personas incompletas y buscamos esa media naranja que llene nuestro vacío. La pareja, aunque llene, no está para llenarte, no es una necesidad, si sentimos que estamos con la otra persona porque la necesitamos, porque estamos convencidos que no podemos vivir sin la otra persona, más que porque la elegimos desde la conciencia, seguir ahí pone en peligro nuestra felicidad y crecimiento.

La dependencia emocional nace cuando convertimos a la otra persona en el centro de todas nuestras necesidades, como si le entregases el mando a distancia de tu bienestar al otro, y se convierte en una condición necesaria para que yo esté bien. Todas nuestras áreas vitales empiezan a girar y a depender en torno a esa persona, y poco a poco, éstas, van desapareciendo.

Las relaciones en las que se genera dependencia emocional son aquellas relaciones en las que se genera una incapacidad de cortar la relación cuando vemos que nuestro amor no es correspondido y que la relación no funciona porque se está sufriendo. Acordaos que la función que tiene la pareja es hacerte FELIZ.

En determinados momentos de “lucidez”, que suelen ser momentos en los que, por alguna razón, ha habido un sufrimiento mayor, sabemos que deberíamos cortarla, pero, sin embargo, seguimos ahí.

¿Cómo saber si tengo dependencia de mi pareja?

¿Cuáles suelen ser las 3 alertas que caracterizan el miedo exagerado a la separación? Y por tanto indicadores de una relación en la que la dependencia está muy presente:

  1. La otra persona me trasmite que ya no quiere estar conmigo, entonces yo tendría que irme, pero sin embargo sigo. Siento que no puedo soportarlo, que necesito estar con el/ella y entro en una dinámica de súplica para que se quede. Si la otra persona no tiene una personalidad firme, puede ser que se quede por culpabilidad y decida seguir.
  2. La incapacidad de cortar la relación en aquellos casos en los que yo siento que mi autorrealización personal se ve obstaculizada. Es decir, “por estar a tu lado yo no puedo crecer como persona, yo no puedo ser la persona que yo querría ser”, voy perdiéndome a mí mismo, “¿dónde está la persona que yo era antes?”
  3. Y, por último, la incapacidad de cortar cuando estar con esa persona vulnera mis principios y derechos más importantes, como son la autoestima, el respeto o la dignidad. Aquellos casos en los que hay maltrato físico o psicológico.

Este tipo de relación de dependencia afecta directamente a nuestro autoestima y vida. Además, en las parejas que existe dependencia emocional suele haber un factor que está presente; la idealización, nos agarramos a cualidades específicas de la persona, pero NO a su comportamiento al completo.

El amor: contacto, afecto y cariño

También está presente el traspaso de los límites. Debemos hacer una lectura personal: “¿A qué estoy dispuesto y a qué no?”, “¿Cuáles son mis límites y cuales son mis líneas rojas?”

Si existe una falta de respeto, tender a minimizar lo que me está haciendo esa persona, o tender a buscarle una explicación más allá…, ahí es cuando estamos transgrediendo una línea roja. Y eso en la dependencia emocional ocurre muy frecuentemente.

La dependencia emocional es como una adicción, por eso, si logramos cortar con la relación seguiremos sintiendo la necesidad de esa persona, de saber dónde está, contactar con él, querer verle, obsesión por todo lo que hace… y no podemos evitar sentir dolor, rabia, enfado… Pero todas esas emociones son necesarias y adaptativas, tienen la función de ayudarnos en ese duelo y adaptarnos a la nueva situación. Lo que sientas está bien, no es malo, no hay que huir de esas emociones, exprésate y déjate sentir.

Cuando consigues cortar y mantener el contacto 0 con la otra persona, trabajando en tu autoestima, enfocándote en ti y tu vida, irás saliendo de esa adicción.

Recuerda, el amor se caracteriza por tres factores: contacto, afecto y cariño. “Eres el amor de mi vida” tiene que estar respaldado por comportamientos, tiene que haber congruencia entre lo que dice y lo que se hace, las palabras sino, se las lleva el viento. Y lo más importante: TIENE QUE HACERTE FELIZ.

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