CUANDO COMPARARSE CASI SIEMPRE IMPLICA PERDER

Compararse implica, casi siempre “perder”.

Empezamos duro y haciendo spoiler de lo que viene, pero quiero que vaya entrando en tu mundo consciente.

Quizá el problema no sea compararse, sino que vivimos en una sociedad que nos lo ha puesto en bandeja para compararnos de manera incesante, constante, casi permanente. Y quizá no estemos del todo preparados para este bombardeo.

Y sí, nos comparamos con nuestro entorno, nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, el panadero o la camarera que me atiende a la hora de comer. Pero esto va mucho más allá y es aquí donde digo que la sociedad nos lo ha puesto en bandeja para compararnos: LAS REDES SOCIALES.

El GRAN ESCAPARATE

Si no teníamos suficiente con el sin fin de personas con las que nos cruzamos a diario van y aparecen las redes. Ahora te puedes comparar no solo con el mundo que te rodea, sino también con los que están a miles de kilómetros, con artistas, deportistas, influencers, gamers, personas con vidas idílicas o incluso desconocidos absolutos que aparecen en tu pantalla tras ir encadenando un Instagram con otro.

Y no sólo te comparas con lo que ves, con su físico, cosa que quizá hacías con la persona que te cruzabas en el metro. Ahora puedes ir un poquito más allá. Ahora entra en juego el comparar tu vida con la de otros, tus desayunos con los de otros; tus vacaciones con las de otros; tu armario con el de otros; tu casa con la de otros.

¿No tienes la sensación casi siempre que lo tuyo es peor?

Que os voy a contar que no sepáis. Mostrar mostrar y mostrar va de la mano con comparar, comparar y volver a comparar. 

Y bueno, cuál es el problema de todo esto dirás. Porque efectivamente, como decíamos líneas arriba, el problema no es compararse sino cómo vivimos la comparación y cómo puede llegar a afectarnos.

Es aquí donde vuelvo a la frase con la que comencé todo esto:

Compararse implica, casi siempre “perder”.

Así que de antemano creo que debes saber que, si eres de los que tiende a compararse constantemente, es probable, por ende, que tengas la sensación constante de fracaso, de que todos, todo el rato, son “mejores” que tú.

¿POR QUÉ SALIMOS PERDIENDO CUANDO NOS COMPARAMOS?

Te lo explico. La comparación implica mirarte a ti y a continuación mirar al otro. Y aquí es donde caemos en la trampa.

Tú te miras por dentro. Te observas. Rebuscas en tu yo más vulnerable. En tus miedos, tus inseguridades, tus puntos críticos. Cuando has dado con todo eso, cuando sacas a relucir todo aquello que quizá no te convence de tí, entonces te comparas.

TODO EL RATO TÚ ESTAS EN CONTACTO CON AQUELLO QUE NO TE GUSTA DE TÍ, CON TU VULNERABILIDAD, CON TU MOCHILA A CUESTAS.

Repito, TODO EL RATO.Y amigo ES JUSTO AQUÍ cuando ya partes con desventaja. Tú vas con tu mochila de inseguridades bien estudiada, bien detallada y entonces te comparas con el que tienes en frente, al que, como bien estabas intuyendo, solo ves su fachada, su apariencia, su lado bonito, su mejor versión, lo que cada uno quiere mostrar.

Si te comparas teniendo en cuenta todo lo que no te gusta de tí con una cara/vida/fachada bonita, entonces dime ¿Quién es más probable que salga con sensación de fracaso? Efectivamente TÚ.

Te contaré una obviedad donde las haya. La persona con la que te comparas también lleva su mochila a cuestas, también está en contacto con su vulnerabilidad todo el rato, solo que NO LA VES. Y es normal. Es privada.

Volviendo de nuevo al mundo redes. ¿Lo ves todo más claro? Tú te comparas desde tu casa, pero recuerda, en esta comparación no dejas de lado tu mochila, vas con TODO EL PACK, es decir, tú con tu vulnerabilidad, con las cosas que no te acaban de convencer de tí. Y desde ahí te comparas con lo que el otro te quiere mostrar, pues además no se me ocurre mejor lugar y más fácil que las redes para mostrar una cara bonita.

Y llegados a esto punto me dirás ¿QUÉ PODEMOS HACER?

Te propongo, como paso uno, ser CONSCIENTE de esto, de lo que venimos hablando. Que compararse implica desde el inicio partir con desventaja. Creo que es importante que cuentes con ello antes de sentir esa sensación de “derrota”. Te diré que este es el punto de partida y no por ello menos importante; tomar consciencia nos permitirá relajarnos y vivir esta comparación de un modo menos crítico o castigador hacia nuestra persona.

Y ya que no podemos quitarnos la mochila, la vulnerabilidad, nuestros miedos o inseguridades,  te animo a que los conozcas, a que te observes, lo trabajes e incluso llegues a cogerlo cariño.  Sé que no es fácil y esto requerirá de esfuerzo e incluso quizá de una ayuda externa.

Te animo a que te permitas (aún con tu pesada mochila) elegir el camino que quieres andar, sabiendo que en dicho camino te encontrarás numerosas personas y que cada cual anda su camino con su mochila.

https://www.instagram.com/p/CLU5Ur5jcOB/

Con la tuya, conociéndola, aceptándola como tuya, podrás dirigirte hacia donde te quieres dirigir. Repito, aun con tu mochila a cuestas, pues recuerda, no puedes arrancártela.

Aún no te conozco, pero me atrevo a afirmar, a asegurar, que ERES MARAVILLOSO CON TU MOCHILA. Gracias a ella eres tú y ya, por el hecho de ser tú, de existir, eres válido. No trates de arrancarte mochilas.

POSTS RELACIONADOS:

https://psicontigo.com/pensamientos-atormentan/
https://psicontigo.com/blog-psicologia/

Compartir:

Entradas recientes